- La alcaldesa Loreto Serrano ha recibido en el Ayuntamiento a una representación de los niños y niñas saharauis que disfrutan en nuestra comarca de unas vacaciones en paz acogidos por 16 familias a través de la Asociación de Ayuda al Sahara Occidental de Elche.
Como cada año, el salón de plenos del Ayuntamiento de Santa Pola ha sido escenario de la recepción oficial a una representación de los niños saharauis que pasan el verano en la comarca dentro del programa “Vacaciones en paz” de la Asociación de Ayuda al Sahara Occidental de Elche.
Siete niñas y niños de 7 y 8 años han venido hasta Santa Pola acompañados de sus familias de acogida y han sido recibidos por la alcaldesa Loreto Serrano, acompañada por los concejales de Cooperación y Solidaridad, Gela Roche, y de Juventud, Joaquín Lozano, además de los ediles del grupo socialista David Fernández y Paqui García. Se les hizo entrega de una bolsa con regalos y fueron invitados a una visita al Aquarium municipal recientemente reabierto.
Loreto Serrano les dio la bienvenida y se mostró “muy contenta de teneros aquí, vais a disfrutar mucho hoy en la visita al acuario donde podréis ver los peces nadando bajo el agua. A las familias daros las gracias y felicitaros por el esfuerzo de acoger a los niños, debe llenaros de satisfacción que tengan unas vacaciones en paz”.
La alcaldesa destacó “la reconocida solidaridad de Santa Pola en muchas causas, siempre nos volcamos en ayudar a los demás y más con estos niños que nos roban el corazón”.
Ángela Carrillo, presidenta de la asociación que desde hace 31 años organiza el programa “Vacaciones en paz”, quiso “dar las gracias al Ayuntamiento de Santa Pola por abrir a los niños la casa del pueblo. Desgraciadamente tienen que venir cada verano a pasar unas vacaciones en paz porque en su tierra hay una guerra lamentable con bajas diarias por parte de Marruecos y del Sahara. Algunos de ellos han perdido familiares en esta guerra tan dura y con tanto desequilibrio”.
Carrillo reflexionó sobre la situación en el Sahara Occidental: “Nos duele mucho porque algunos de sus abuelos nacieron como españoles con su DNI, hasta que un día nos retiramos y les abandonamos a su suerte. Ahora tienen que vivir en un campo de refugiados”.
En cuanto a la experiencia de los niños, “se han alimentado mejor estos días que llevan aquí, han ganado peso y tienen otro aspecto diferente a cuando llegaron, pero ahora tienen que volver. Lo normal es que vuelvan con sus familias pero para nosotros es durísimo que tengan que regresar a un campamento de refugiados con escasez de agua y alimentos. Ojalá no tuvieran que venir, pero mientras tanto seguiremos trabajando por este proyecto con la solidaridad de empresas y organismos, además de las familias que les abren su casa”.