- “El día del cartucho” es una tradición centenaria y exclusiva que nació para que ningún niño en Santa Pola se quedara sin dulces en Navidad. El último día de clase del año, Ayuntamiento y Cofradía de Pescadores reparten el esperado cartucho entre todos los escolares del pueblo.
“¡El día del cartucho estamos muy contentos con un cartucho grande lleno de caramelos! Ande, ande, ande, la marimorena…”
Así cantan cada año los niños y niñas de los centros escolares de Santa Pola el último día de clase, cuando reciben en sus aulas a representantes de la corporación municipal y de la Cofradía de Pescadores cargados con cartuchos repletos de chucherías.
Nadie se puede quedar sin su cartucho.
Se trata de una de nuestras más arraigadas y singulares tradiciones, más que centenaria. La iniciativa surgió hace alrededor de un siglo, aunque algunas fuentes la sitúan en 1881. En una época de penurias en la que la mayoría de las familias no se podían permitir demasiados extras por Navidad, el Ayuntamiento de Santa Pola y la Cofradía de Pescadores acordaron instituir “el día del cartucho”.
El objetivo era que todos y cada uno de los niños del pueblo tuviese su regalo de Navidad en forma de dulces envueltos en un cartucho de papel. Era una verdadera fiesta, la fiesta que hacía a todos los niños iguales, fuese cual fuese su condición.
Con el paso del tiempo el contenido de los cartuchos ha ido evolucionando desde las nueces, castañas, piñones, peladillas o caramelos de los tiempos lejanos, hasta las populares chucherías de hoy en día.
Y aunque en estos tiempos modernos, por fortuna, nuestros niños comen dulces todo el año, lejos de perderse la tradición es algo que sigue ilusionando a las jóvenes generaciones, que esperan el día de hoy como una fecha especial en el año en la que se juntan dos alegrías: recibir el cartucho y acabar con las clases antes de las fiestas de Navidad.
Esta mañana se han repartido más de 3.500 cartuchos entre las guarderías y los colegios de primaria del municipio, que se añaden a los más de 700 que en estos últimos días se han entregado a otros colectivos sociales de Santa Pola.
Es la forma más dulce que tenemos de felicitar las Navidades.