Viernes 30 de agosto, Playa del Pinet, en La Marina. Coral Rabinos, de Crevillente, Rondalla Crevillentina y Coral Ilicitana aunaros sus esfuerzos para ofrecer al público y autoridades una mágica noche de habaneras que al mismo tiempo sirvió, aún más si cabe, al hermanamiento entre ilicitanos y crevillentinos
La velada estuvo organizada por las concejalías de cultura de Elx y Crevillent y a la misma asistieron parte de las corporaciones de ambas localidades con sus primeros ediles al frente, Pablo Ruz y Lourdes Aznar.
Pese a que la tarde se presentó desapacible con viento y alguna gota de lluvia, la asistencia de público, de variada procedencia, desbordó por completo las amplias previsiones. Por parte de la organización se habían colocado unas quinientas sillas, que desde temprano fueron ocupadas. En los aledaños un numeroso público se aposentó con sillas y banquetas playeras y en la playa fueron muchas las mesas que se instalaron para seguir el evento al tiempo que se cenaba. También hubo muchas personas que siguieron el festival de pie. La policía local de Elche estimó la asistencia en bastante más de mil personas, por lo que tuvo que actuar para ordenar el tráfico en los accesos.
Y vamos a lo que importa: las dos corales y la rondalla no defraudaron al respetable, sino todo lo contrario. Abrió la velada la Coral Rabinos que interpretó cinco habaneras: La bella Lola, La golondrina, Yo quiero ser marinero, Canto de Amor y Noches crevillentinas. Le siguió la Rondalla Crevillentina, con otras cuatro habaneras, una de ellas de estreno. Cerró el festivalla intervención de Coral Ilicitana también con cinco habaneras. Las tres primeras dentro de su línea lírica: “Así escuchando de la mar”, de Los sobrinos del capitán Grant; Dichoso aquél que tiene…, de Marina; y Todas las mañanitas, de Don Gil de Alcalá. Y las dos últimas de corte más tradicional: Era una flor y Paloma mensajera, esta última del crevillentino José Ruiz Gasch. El broche final fue la interpretación de dos habaneras populares: Aromas Ilicitanos y Es Crevillent un tresor. Durante todo el acto, los asistentes premiaron con sus aplausos todas las intervenciones.
Ni que decir tiene que el público lo pasó en grande disfrutando de una gran velada y renovando una tradición ancestral: “cantar havaneres a la vora de la mar, com feien els nostres iaios”.
En conclusión, un éxito de organización, de público, cultural y de los grupos que intervinieron. Esperamos que este Festival de Habaneras se repita y perfeccione en años venideros.
