Los resultados iniciales del programa en salud psicofísica, liderado por la profesora del Departamento de Psicología de la Salud de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche María Antonia Parra, revelan que el 91,5% de los participantes en este estudio han logrado una adherencia significativamente mayor a la dieta mediterránea y al ejercicio personalizado. El programa, en el que han participado un total de 107 personas mayores de 65 años, incluyó sesiones informativas durante junio y julio sobre los beneficios de la dieta mediterránea y talleres prácticos de ejercicios adaptados a las necesidades individuales de los participantes. Todas las sesiones se han impartido en el edificio Altamira del campus de Elche de la UMH.
El estudio, titulado Efectos de una intervención basad a en un programa de ejercicio multicomponente en personas mayores: salud física, calidad de sueño, funciones cognitivas y calidad de vida, tiene el objetivo de generar un sólido cuerpo de evidencia científica que permita diseñar intervenciones terapéuticas más precisas y eficaces con el fin de mejorar tanto la funcionalidad física como las capacidades cognitivas de personas mayores de 65 años en España. El programa está financiado por la Generalitat Valenciana (CIGE/060), mediante una resolución de la Dirección General de Ciencia e Investigación.
El logro de este programa de la UMH es el resultado de la educación nutricional y el fomento del ejercicio físico. Según los datos aportados, la población mayor de 65 años que ha participado, también, ha experimentado mejoras en su bienestar emocional como la reducción de los niveles de estrés y una mayor sensación de satisfacción personal, aspectos que favorecen una percepción positiva del envejecimiento. La mejor adherencia alimentaria en los participantes ha reducido factores de riesgo asociados a enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes tipo 2. Asimismo, el ejercicio regular, promovido en el marco de este programa, ha contribuido a fortalecer la musculatura y una mejor movilidad, disminuyendo el riesgo de caídas y lesiones, causas frecuentes de discapacidad en esta población.
Además de los efectos positivos observados en los indicadores de salud física, el programa de la UMH ha tenido un impacto notable en el bienestar emocional y el fortalecimiento de la independencia y la autonomía funcional de los adultos mayores. Este componente emocional es clave, ya que el estado psicológico influye directamente en la motivación para mantener hábitos saludables a largo plazo. De este modo, la educación nutricional y el fomento del ejercicio son herramientas eficaces no solo para el cuerpo, sino también para la mente, lo que contribuye a un bienestar integral en la tercera edad. Los beneficios no solo se limitan al ámbito físico, sino que también incluyen mejoras en la salud emocional y mental, debido a que la práctica de ejercicio regular y una dieta balanceada se relacionan estrechamente con la reducción de síntomas de depresión y ansiedad en la vejez.
El diseño del programa muestra cómo el fortalecimiento de los hábitos saludables puede retrasar la aparición de enfermedades y reducir la carga de los servicios de salud en la atención a enfermedades crónicas y degenerativas. Los adultos mayores que integran estas prácticas en su vida diaria experimentan una reducción en la dependencia de cuidados médicos y en la necesidad de hospitalización, lo que también contribuye a optimizar los recursos de los sistemas de salud.
En el ámbito de la salud pública, los resultados de este programa subrayan la importancia de incluir la promoción de la dieta mediterránea y el ejercicio físico como pilares en las políticas de prevención y atención sanitaria para adultos mayores. La evidencia generada por este programa puede servir de base para la implementación de políticas a nivel nacional y regional que promuevan un envejecimiento saludable y autónomo. Asimismo, este tipo de intervenciones preventivas permite mitigar los costes asociados con el tratamiento de enfermedades crónicas y mejora la sostenibilidad del sistema de salud al reducir la dependencia de tratamientos farmacológicos y hospitalarios prolongados.
En conclusión, la intervención liderada por la UMH demuestra que el fomento de la educación en nutrición y la promoción del ejercicio son estrategias efectivas para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores, logrando una adherencia significativa a la dieta mediterránea y mejoras en la salud física, emocional y funcional de los participantes. Estos hallazgos respaldan la efectividad de las intervenciones de este tipo y sugieren la importancia de su inclusión en las políticas de salud pública para el cuidado y la prevención de enfermedades en la tercera edad. Se recomienda que el programa se extienda a una mayor cantidad de personas mayores y que se incluya de forma más amplia en las políticas de atención y prevención de la salud en el ámbito gerontológico. La implementación de estas prácticas no solo fomenta un envejecimiento saludable a nivel individual, sino que contribuye a crear una sociedad más preparada para enfrentar los retos del envejecimiento poblacional y los costos asociados a las enfermedades crónicas, fortaleciendo así la salud pública y el bienestar general de la comunidad.