- El acuerdo de cesión supone el inicio de una línea de colaboración con la pinacoteca madrileña, que atesora más de 18.000 piezas
El Museo de Bellas Artes de Alicante ha renovado la exposición permanente “El siglo XIX. La colección a la luz” con la incorporación de tres depósitos procedentes de la colección del Museo Nacional del Romanticismo que se han presentado esta mañana en el Palacio Gravina.
Se trata de las obras de tres grandes maestros de la pintura que definieron el arte español del siglo XIX: La familia de Gaspar Soliveres de José Aparicio Inglada, Retrato del Rey Amadeo de Saboya de Antonio Gisbert Pérez y Retrato de Mercedes de Madrazo y Rosales de Federico Madrazo y Küntz. “Desde la Diputación de Alicante supone un importante avance abrir esta línea de colaboración con la pinacoteca madrileña, con la que esperamos seguir trabajando en el futuro para traer a Alicante obra de insignes artistas locales y de gran valor histórico”, ha matizado el diputado de Cultura, Juan de Dios Navarro.
Este depósito temporal de cinco años renovables se suma a las 142 obras que componen la muestra y supone la primera colaboración con el Museo Nacional el Romanticismo, cuyos fondos guardan similitudes con los del MUBAG, “lo que ha hecho posible la total integración de las tres nuevas piezas para completar el discurso expositivo de la muestra del siglo XIX que tenemos en el Museo de Bellas Artes de Alicante”, como ha explicado el director del MUBAG, Jorge A. Soler.
La presentación ha contado también con la intervención de la directora del Museo Nacional del Romanticismo, Carolina Miguel, quien ha destacado la necesidad de establecer este tipo de políticas de colaboración para sacar a la luz obras que, en muchos casos, permanecen en los fondos museográficos por falta de espacio expositivo. Precisamente por una remodelación del museo madrileño, que celebra su centenario, ofreció al MUBAG La familia de Gaspar Soliveres, un lienzo que presentó Aparicio a la exposición anual celebrada por la Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1832. Más adelante, en una reunión celebrada entre ambos directores a principios de año, surgió la posibilidad de traer otras piezas de pintores de renombre del siglo XIX.
La obra de Aparicio está considerada una de las mejores de su producción por su precisión y rico colorido. Se trata de un gran retrato familiar en el que Gaspar Soliveres está representado de pie con uniforme de gala, su mujer, en el centro, engalanada con joyas y arropada por las hijas de ambos. Completando el conjunto y apoyado en el sillón, un señor ataviado con uniforme de Capitán del Regimiento Real.
Jorge A. Soler ha detallado que “el gran tamaño de esta obra ha requerido la creación e instalación de un peine con la misma estética de los que ya están en sala para facilitar la visión del público y como antesala al bloque “Del trazo neoclásico al espíritu romántico” inaugurado en enero de este año con más obras de Aparicio y de otros artistas alicantinos inmersos en el neoclasicismo”.
Otra de las incorporaciones es el Retrato del Rey Amadeo de Saboya de Gisbert, un boceto de la obra original de gran tamaño que cuelga en la Universidad Complutense. Gisbert fue el pintor oficial de este monarca, al que representa en una estancia palaciega, con uniforme de gala de Capitán General, destacando el magistral dibujo, el vivo colorido y la iluminación centrada en la figura. Esta obra, dispuesta junto al retrato que Joaquín Agrasot también realizó al rey Amadeo, ofrece otra versión. Se ha ubicado en el bloque “El pasado rescatado” en el que se acompaña a las obras de un audiovisual dedicado a Antonio Gisbert.
Por último, en el bloque dedicado “La emoción en torno al rostro”, en el que se recogen las piezas dedicadas a autorretratos de artistas y a retratos del círculo cercano a estos, se muestra la obra de Federico de Madrazo dedicada a su sobrina Retrato de Mercedes de Madrazo y Rosales. Madrazo es figura fundamental de la pintura del siglo XIX y su especialidad fue el retrato. Este de su sobrina está realizado de busto sobre un fondo neutro de pinceladas sueltas que aportan modernidad. Destaca la sobria gama cromática del vestido negro y del color del cabello. La luz incide en el rostro de expresión serena. El detalle en las calidades, rasgo distintivo del estilo de este artista, se aprecia en la tela de la indumentaria, en los pendientes de perlas y en el broche del pelo.