A menudo, los desafíos relacionados con la maternidad llevan a las mujeres a abandonar la academia después de su primer hijo. De hecho, estudios realizados en Estados Unidos apuntan a que alrededor del 50% de las científicas de este país abandona la ciencia después de la maternidad. Para abordar esta problemática, un grupo de científicas españolas, que a su vez son madres, entre las que se encuentra la investigadora de Ecología de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche Eva Graciá, proponen diez medidas urgentes que las instituciones académicas deberían adoptar para crear un ambiente más amigable y evitar así que las mujeres abandonen la carrera académica después de la maternidad.
Estas pautas abarcan varios aspectos, desde el apoyo durante el embarazo hasta el equilibrio entre la vida laboral y personal o las oportunidades de avance profesional. Incluyen medidas como el apoyo durante el embarazo, el cuidado infantil y lactancia y la fase escolar, acciones destinadas a organizar, flexibilizar y distribuir equitativamente las actividades de investigación y docencia y medidas para el avance profesional de las madres, luchando así contra los problemas de salud mental, discriminación y acoso.
Este trabajo, publicado en la revista PLOS Computational Biology con el título ‘Ten simple rules for a mom-friendly Academia’ (Diez ideas para un mundo académico más amigable para las madres), destaca la necesidad de una mayor representación de las mujeres en la ciencia, incluidas las madres, porque la igualdad es un derecho fundamental y, además, hay trabajos que certifican que los entornos de trabajo diversos son más productivos e innovadores.
El artículo, liderado por la investigadora del Departamento de Ecología de la Universidad de Alicante (UA) Esther Sebastián-González, cuenta con la investigadora del Departamento de Biología Aplicada de la UMH Eva Graciá; la investigadora del CREAF-Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Alejandra Morán-Ordóñez; la investigadora del Instituto Agroalimentario de Aragón de la Universidad de Zaragoza (IA2-UNIZAR) Irene Pérez-Ibarra; la investigadora del Departamento de Ecología y Evolución del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Balears (UIB) Ana Sanz-Aguilar, y la investigadora del CRETUS-Centro Interdisciplinar de Investigación en Tecnologías Ambientales de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) Mar Sobral.
Según las firmantes del decálogo, el beneficio de la implantación de muchas de estas ideas no lo será sólo para las madres y padres trans, sino también para padres, cuidadores de personas dependientes, mujeres e incluso la comunidad académica en general. Es imperativo que las instituciones académicas tomen medidas proactivas para fomentar la igualdad de género y empoderar a todas las personas, incluidas las madres, en el desarrollo de sus carreras científicas.
Entre las medidas que propone este grupo de científicas está el apoyo técnico a la mujer gestante para trabajos de campo y laboratorio, así como políticas para facilitar horarios de trabajo flexibles y el trabajo remoto. Otro punto que destaca el artículo es que se tengan en cuenta las bajas maternales y paternales en procesos de selección y en criterios de elegibilidad para becas y puestos de investigación. También solicitan la creación de guarderías y centros de lactancia en el trabajo y en reuniones científicas, flexibilidad en el horario y ubicación de trabajo y dar prioridad a los progenitores con menores para seleccionar los horarios de docencia en horario escolar.
Para apoyar el avance profesional de las madres, las autoras recogen otras cuestiones como poder extender al menos 18 meses por niño la ventana de elegibilidad para becas y subvenciones para madres científicas, exonerar el requisito de movilidad geográfica en becas y subvenciones para madres científicas y crear subvenciones específicas después de largas pausas en la carrera. Proponen también crear, difundir y hacer cumplir políticas contra el acoso y la discriminación en todas las instituciones de investigación y reducir el trabajo no remunerado y no reconocido de las mujeres, como ser miembros de comités de contratación o tesis e igualar esta carga administrativa a la de los hombres.